Correctamente podríamos definir la presión de grupo
como: la
influencia de otras personas en tus decisiones, actitudes, formas de pensar. Nosotros la hemos estudiado
como una de las condiciones subjetivas de la percepción, y hoy decido tratarla
por ser, seguramente, la más peligrosa para los adolescentes.
¿Por qué ha de serlo? La presión de grupo tiene una
doble cara. Por un lado, puede resultar positiva, por ejemplo cuando un amigo
nos motiva para que practiquemos deporte o estudiemos. Pero por otro, y como
suele ser más frecuente a estas edades, también puede ser negativa. Los ejemplos más comunes son los
acercamientos a las drogas (incluyendo alcohol y tabaco) que sufren muchos
adolescente al ser convencidos por sus amigos. Resulta gracioso; nos creemos los reyes del
mundo pero somos incapaces de dar un "no" por respuesta, de actuar
conforme a nuestros valores... reconocemos en, numerosas ocasiones, la
veracidad de algo que consideramos erróneo por el simple hecho de no llevar la
contraria, y eso es lo que nos interesa estudiar.
Solomon Asch fue un prestigioso psicólogo
estadounidense del siglo pasado, mundialmente conocido por sus diversos
trabajos en psicología social. Entre 1951 y 1955, Asch realizó un experimento
sobre el comportamiento de los seres humanos ante la presión social. Quería
conocer cuáles eran las tensiones psicosociales que empujaban a una persona a
actuar en contra de sus creencias, valores, e incluso percepción.
EL EXPERIMENTO DE ASCH:
En un principio todo parece normal, un grupo de
sujetos se van a someter a un experimento. Pero, en realidad, tan solo uno de
ellos era el sujeto crítico (era inocente y desconocedor de lo que iba a
suceder), el resto eran cómplices, colaboradores del experimento.
Las pautas a seguir eran simples: el experimentador
mostraba tarjetas de dos en dos. En la primera de ellas estaba la línea de
referencia (que llamaré X para facilitar la explicación) y en la segunda otras
tres líneas (A, B, C) , todas verticales. Los sujetos debían reconocer cual de
las tres líneas ( A, B, o, C) tenía la misma longitud que la línea X. El sujeto crítico siempre contestaba en una
de las últimas posiciones para así conocer las respuestas de los demás.
En los dos primeros pares de tarjetas los actores
contestaron correctamente. En las siguientes, de manera errónea y unánime. En
total participaron 35 sujetos críticos de forma experimental (debían dar sus
respuestas en voz alta y, por lo tanto, estaban expuestos a la presión de grupo),
y 25 sujetos críticos en un grupo de control (en el que debían responder por
escrito). El porcentaje de error fue
notablemente mayor cuando los sujetos
estaban expuestos a la presión social. También se observó que, aún cuando el sujeto
crítico no cedía y decía la respuesta correcta, mostraba un aparente malestar.
En el video que se muestra a continuación, podemos ver
el experimento de Asch, gracias al cual
se pudo observar la gran influencia que pueden llegar a tener las opiniones de los demás sobre
nuestras creencias. Resulta increíble que incluso podamos llegar a ceder cuando
la decisión a tomar es tan objetiva como determinar que longitud de una línea
es la certera. Somos seres manipulables.
FUENTES:
http://jovensalud.net/site/view/tema.jsp?id=146&num=1
http://www.psicoglobalia.com/la-presion-del-grupo-y-su-importancia-en-los-adolescentes/
http://www.ugr.es/~aula_psi/LA_CONFORMIDAD__EXPERIMENTO_DE_SOLOMON_ASCH.htm
http://blog.isdfundacion.org/2012/07/31/experimentos-psicosociales-n%C2%BA1-la-influencia-social/
Muy interesante, Sara. Muy buena entrada.
ResponderEliminarSaludos